Comunicado. La OPS advirtió sobre el impacto creciente del gasto de bolsillo en los hogares de la región y llamó a los países del continente americano a reforzar la inversión pública y los mecanismos de protección financiera, elementos clave para alcanzar la salud universal.
En la región, cerca de un tercio del gasto total en salud proviene directamente de los bolsillos de las familias, un porcentaje muy superior al límite recomendado de 20%, lo que aumenta el riesgo de empobrecimiento y de dificultades económicas relacionadas con los gastos directos en salud.
“El gasto de bolsillo sigue empujando a millones de personas hacia la pobreza. Ninguna persona debería elegir entre su salud y sus necesidades básicas”, advirtió Jarbas Barbosa, director de la OPS.
De acuerdo con el Informe de monitoreo mundial 2025 sobre la cobertura universal de salud, publicado recientemente por la OMS y el Banco Mundial, en el continente americano registró una de las menores reducciones de desigualdades en salud en la última década. Aunque el porcentaje de personas con dificultades financieras derivadas de los gastos en atención de salud se redujo a nivel global -de 34 a 26% entre 2000 y 2022-, los hogares más pobres siguen soportando la mayor carga de gastos en atención médica.
A nivel mundial, el informe estima que 2,100 millones de personas enfrentan dificultades financieras para acceder a la atención de salud, incluidos 1,600 millones que enfrentan pobreza por los gastos directos en salud, lo que refleja la urgencia de fortalecer los mecanismos de protección financiera en todas las regiones.
En 2023, el gasto total en salud en América Latina y el Caribe alcanzó en promedio el 6.6% del producto interno bruto (PIB), lo que equivale a unos 778 dólares por habitante. Más de la mitad de esos recursos provino del sector público. Sin embargo, el gasto directo de los hogares sigue siendo elevado, particularmente en medicamentos y tratamientos, lo que incrementa el riesgo de que la atención médica se vuelva inaccesible para millones de personas.
A pesar de que los sistemas de salud de la región dependen en gran medida del financiamiento público, la inversión pública permanece por debajo del compromiso regional del 6% del PIB. En 2023, el gasto público en salud retrocedió al 3.7% del PIB, el mismo nivel registrado antes de la pandemia.
En un contexto de bajo crecimiento económico y mayores presiones fiscales, muchos países enfrentan dificultades para sostener o aumentar el financiamiento destinado a la salud. Esto incrementa el riesgo de que los hogares asuman una mayor parte de los costos de atención, afectando especialmente a las familias con menores ingresos.
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