Comunicado. La OMS explica que la obesidad no se limita a un aspecto físico, sino que corresponde a una acumulación anormal o excesiva de grasa corporal que puede afectar la salud. Buscar ayuda profesional es clave para acceder a un tratamiento adecuado.
Durante años, el estigma ha desviado la conversación, culpando injustamente a quienes viven con esta enfermedad. La ciencia lo confirma: el cuerpo puede resistirse biológicamente a perder peso, incluso con hábitos saludables. Esta resistencia no es un fallo personal, es una realidad clínica.
Como parte de su compromiso con la innovación médica y el bienestar de los pacientes, Lilly lanzó la campaña “El Peso del Estigma”, una iniciativa que busca transformar la forma en que se habla y se trata la obesidad. El mensaje es claro: la obesidad no es una elección, pero pedir ayuda sí lo es. Reconocer esta diferencia es clave para avanzar hacia un abordaje más integral, informado y libre de prejuicios.
“Estamos en un punto de inflexión en el abordaje de la obesidad. Hoy contamos con soluciones innovadoras con el potencial de transformar millones de vidas y un portafolio sólido que impulsa tratamientos respaldados por ciencia de vanguardia. Sin embargo, el estigma sigue siendo una barrera que limita el acceso a una atención adecuada.”, afirmó Karla Alcázar, presidenta y gerente general de Lilly Latinoamérica.
E indicó que, con más de un siglo de experiencia en enfermedades crónicas como la diabetes, “en Lilly ampliamos nuestro compromiso hacia otra condición tratable: la obesidad. Gracias a la innovación médica, hoy es posible mejorar significativamente la calidad de vida de quienes viven con esta enfermedad”.
“La obesidad requiere un enfoque integral, libre de estigmas, que combine acompañamiento médico y cambios sostenibles en el estilo de vida. Esa transformación no ocurre en laboratorios, sino en los consultorios, en cada conversación entre médicos y pacientes”, expresó Santiago Posada, vicepresidente de Asuntos Médicos para Lilly Latinoamérica.
Las nuevas terapias están marcando un antes y un después en el manejo de condiciones metabólicas. Su mecanismo de acción combina de forma innovadora el control del apetito y la regulación del azúcar en sangre, dos aspectos que tradicionalmente se trataban por separado. Este abordaje mejora la eficacia del tratamiento y contribuye a reducir riesgos asociados.
Alcázar añadió: “Se estima que, entre 2010 y 2030, el costo del tratamiento de enfermedades asociadas con la obesidad en México podría incrementarse en 49%, y alcanzar hasta 1.7 mil millones en 2050. Invertir hoy en soluciones efectivas y en una atención basada en evidencia es clave para evitar un impacto aún mayor en el futuro”.