Comunicado. La dermatitis atópica (DA), también conocida como eccema, se desencadena por diversos factores; sin embargo, se ha demostrado una asociación directa con el estrés, dado que este puede actuar como detonador de los brotes en un 40% - 50% de los casos.
Esta relación entre el estrés y la DA es bidireccional, es decir, el estrés puede empeorar la enfermedad, pero la propia dermatitis atópica y sus tratamientos también pueden generar estrés, ya que las lesiones físicas causan malestar, estigmatización y una percepción negativa de sí mismos. La DA es una afección crónica de la piel que causa sequedad, picazón e inflamación. Aunque es común en los primeros años de vida, puede manifestarse a cualquier edad, empeorando periódicamente. No es contagiosa, pero sí muy irritante.
Si bien la causa principal de esta enfermedad sigue siendo desconocida, el estrés es uno de los factores que provoca o empeora los cuadros de DA. Por ello, la ayuda psicológica puede considerarse un recurso primario en el manejo de esta enfermedad, complementando lo recetado por el médico.
“La percepción de tener la piel alterada y socialmente considerada poco atractiva genera en estas personas malestar, que aumenta el estrés y alteraciones en sus actividades social, personal o en su vida privada, convirtiendo a la DA en un estresor crónico para el paciente. Es por eso que, a través de la ciencia, en Pfizer queremos transformar el manejo de este y otros padecimientos autoinmunes e inflamatorios, con terapias innovadoras que se dirijan a sitios específicos del sistema inmunológico donde se sabe que se genera la causa del problema y promuevan mejorar la calidad de vida a los pacientes”, explicó Jorge Alberto Barragán, líder médico de Inflamación e Inmunología en Pfizer, México.
De acuerdo con el especialista, “el estrés crónico altera el funcionamiento normal de diversos sistemas, como el endocrino, nervioso, inmune y psíquico. Estos sistemas se encuentran interrelacionados entre sí, por ende, lo que afecta a uno, impacta y condiciona a los demás. Y la piel tiene una relación directa con estos”.
La enfermedad crónica de la piel genera tensión y alerta constante en quienes la padecen, debido a la dificultad para descansar, a la picazón y a los rascados frecuentes, así como a las dificultades en el acceso y respuesta a los tratamientos. Inclusive, esto puede tener un impacto de pérdida laboral, escolar y de la vida diaria.
En México, un porcentaje alto de la población vive con estrés constante, se calcula que hasta 75% experimenta cuadros agudos de estrés laboral, lo que podría agravar o desencadenar crisis en los pacientes de DA, trastorno que afecta al 10% de la población del país, por lo que el diagnóstico temprano es la clave. No existe una prueba diagnóstica específica para la DA, por lo que su diagnóstico se hace clínicamente basado en antecedentes, morfología, distribución de las lesiones cutáneas y signos clínicos asociados. El diagnóstico temprano minimiza otras posibles afecciones que la enfermedad presenta, como, por ejemplo, su relación con el asma y las alergias, incluidas las de tipo alimentaria. Asimismo, la depresión o ansiedad, pérdida de sueño y otras enfermedades de la piel, tal es el caso de la ictiosis, que la reseca y engrosa.