Comunicado. Biocodex Microbiota Institute dedicó para el mes de abril la temática del Síndrome del Intestino Irritable (SII por sus siglas) que, de acuerdo con diversos estudios publicados por expertos en salud gastrointestinal, es uno de los trastornos más comunes en el mundo y también uno de los más incomprendidos.
En México se estima que entre 16 y 30% de la población padece SII, siendo las mujeres menores de 45 años las más afectadas. Se trata de un trastorno de la interacción entre el intestino y el cerebro, que se caracteriza por el dolor abdominal crónico y la alteración de los hábitos intestinales sin que haya daños en el tejido aparente o alguna enfermedad que los provoque. Los síntomas también suelen ir acompañados de malestar psicológico (ansiedad, estrés o depresión) y/o fatiga.
A pesar de ser un padecimiento común, a nivel mundial se estima que el 75% de quienes lo padecen no reciben un diagnóstico adecuado. Uno de los factores clave para el estudio de este padecimiento es la microbiota intestinal, pues puede ayudar a entender sus efectos: de acuerdo con Premysl Bercik, médico e investigador en la Universidad McMaster en Canadá, la composición microbiana y la actividad metabólica del intestino varían entre pacientes con SII y personas sanas, que además de los síntomas intestinales, se asocian con trastornos de ansiedad y depresión.
De acuerdo con estudios sobre el tema, la microbiota de los pacientes con SII es menos diversificada y contiene más enterobacterias, como salmonella o la E. Colli, y menos bifidobacterias y lactobacilos, que son microorganismos que benefician la salud de las personas, por lo que existen investigaciones en las que se busca cómo es que estas bacterias que viven en el intestino podrían ayudar a los pacientes con Colon Irritable.
En un estudio reciente en el que participó Bercik, se demostró que el tratamiento con probióticos, conjunto de bacterias y levaduras que son benéficos en la salud del ser humano, mejoró la depresión y los síntomas intestinales en pacientes con SII, lo que indica que la diversificación del microbioma intestinal, a través de la ingesta de microorganismos vivos y en cantidad suficiente, podrían ayudar no solo a los pacientes con trastornos funcionales del intestino, sino también a aquellos con problemas de salud mental.
