Vacuna de células T, nueva herramienta para combatir todas las variantes del Covid-19

Agencias. Uno de los aspectos que dificultad terminar con la pandemia de Covid-19 radica en que el coronavirus va evolucionando y aparecen nuevas variantes que son más transmisibles. Al tanto de esta situación, investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), la Universidad de Harvard y la Rama Médica de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, están desarrollando una vacuna novedosa que, a diferencia de las que ya se utilizan, podría contrarrestar todas las variantes del patógeno.

La novedad tiene el potencial de ser una vacuna con una propiedad llamada “panvarianza” (panvariante) que podría evitar la necesidad de una vacuna de refuerzo diferente cada vez que una nueva variante entra en circulación.

En un artículo publicado en la revista Frontiers in Immunology, el equipo de investigadores informó sobre experimentos con ratones que demuestran la eficacia de la vacuna para prevenir la muerte por el Covid-19.

Las vacunas virales suelen funcionar exponiendo el sistema inmunitario a un pequeño fragmento del virus. Esto puede crear respuestas aprendidas que protejan a las personas cuando se expongan al virus real.

La premisa de las vacunas de ARN mensajero es activar la parte del sistema inmunitario que libera anticuerpos neutralizantes. Para eso, dan las células instrucciones (en forma de moléculas de ARN mensajero) para fabricar la proteína de la Espiga, que se encuentra en la superficie del coronavirus y cuya presencia puede desencadenar una reacción inmunitaria.

“El problema de este método es que el blanco cambia constantemente (la proteína puede variar de una variante del coronavirus a otra) y eso puede hacer que la vacuna sea ineficaz”, explicó David Gifford, catedrático de Ingeniería Eléctrica e Informática e Ingeniería Biológica del MIT y coautor del artículo de Frontiers.

Gifford y sus colegas adoptaron el nuevo enfoque, seleccionaron un objetivo distinto para su vacuna: activar la parte del sistema inmunitario que desencadena las células T “asesinas”, aquellas que atacan a las células infectadas por el virus. Una vacuna de este tipo no evitará que las personas contraigan la infección, pero podría evitar que enfermen gravemente o mueran.

Una de las principales innovaciones de este grupo consistió en introducir técnicas de aprendizaje automático en el proceso de diseño de la vacuna. Un aspecto crítico de ese proceso consiste en determinar qué partes del coronavirus y qué péptidos (cadenas de aminoácidos que son los componentes básicos de las proteínas), deben ir en la vacuna. Para eso hay que tamizar miles de péptidos del virus y seleccionar unos 30 que deben incorporarse.

 

 

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